lunes, 25 de febrero de 2019

la letra, o el espíritu



¿LA LETRA O EL ESPIRITU?

Romanos  7: 6; 2 Corintios 3: 6
 Estos pasajes son mencionados a menudo por aquellos que le tienen fobia a la lectura y al estudio; cuando les referimos que deben escudriñar las Escrituras simplemente responden: “la letra mata”. De esta manera justifican el pasar tiempos interminables de alabanza y adoración, como también justifican  reuniones para llenarse del “espíritu”; especialmente algunos pentecostales que creen que es posible ser lleno del espíritu sin doctrina.
Debido a lo anterior, quise aclarar lo que significa LETRA Y ESPÍRITU, que está relacionado con la ley de Moisés y el nuevo pacto; nada tiene que ver con el conocimiento secular. Veamos:
1. El Antiguo Pacto estaba basado en un documento escrito (Éxodo 24:1‑8).
Moisés tomó el libro del pacto y se lo leyó al pueblo, que dio su conformidad. Por otra parte, el Nuevo Pacto tiene como ba­se el Espíritu vivificador. Un código escrito puede cambiar la ley, pero sólo el Espíritu puede cambiar la natura­leza humana.
2. El Antiguo Pacto era una cosa muerta, porque no pro­ducía, más que una relación legal entre Dios y las perso­nas. Creaba una situación en, la que Dios aparecía como el Juez, y la persona humana como el criminal, siempre culpable en el juicio.
El Antiguo Pacto era una cosa muerta porque mataba cier­tas cosas:
a) Mataba la esperanza. Nunca había esperanza de cum­plirlo, porque la naturaleza humana es así. Por tanto, no podía producir más que frustración.
b) Mataba la vida. Una persona no podía ganar más que la condenación y la muerte eterna.
c) Mataba el vigor. Era suficiente para decirle a una per­sona lo que tenía que hacer, pero no la ayudaba a hacerlo.
En contraste, el Nuevo Pacto es totalmente diferente.
a) Es una relación de amor. Surgió porque de tal manera amó Dios al mundo.
b) Es una relación entre Padre e hijos. Las personas ya no son culpables, sino hijos de Dios, aunque sean hijos desobedientes.
c) Cambia la vida del ser humano, pero no imponiéndole un nuevo código de leyes, sinocambiándole el corazón.
d) Por tanto, no sólo le dice a uno lo que tiene que hacer, sino le da la fuerza para hacerlo. Con el mandamiento trae el poder.
Pablo pasa a contrastar los dos pactos. El Antiguo Pacto nació con gloria. Cuando Moisés bajó del monte con los Diez Mandamientos, que son el código del Antiguo Pacto, le lucía el rostro con tal resplandor que nadie podía mirarle (Éxodo 34:30). Estaba claro que aquello sería una gloria pasajera. Ni se mantuvo ni se podía mantener. El Nuevo Pacto, la nueva relación que Jesucristo ha hecho posible entre Dios y nosotros, tiene un esplendor mayor que no se desvanecerá jamás, porque produce perdón en lugar de condenación, vida en lugar de muerte.

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