MI PEQUEÑO MANANTIAL VOL. 1
Hallamos a continuación una breve presentación del contenido de este libro:
MI PEQUEÑO MANANTIAL
Volumen 1
Copyright Neftalì Hernàndez
Sonsonate El Salvador 2017
Introducción
“goteará como la
lluvia mi enseñanza; destilará como el rocío mi razonamiento; como la llovizna
sobre la grama, y como las gotas sobre la hierba” (Deuteronomio 32: 2).
Quiero expresar ahora
la satisfacción que siento, al poder compartir con otros las ideas y
pensamientos, manifestados en el presente libro; texto que dedico a Dios quien
iluminó mi finito entendimiento, haciendo así posible la concepción, el
análisis y la ordenación del contenido que sigue.
Tomando en cuenta que
la enseñanza es primordial para la edificación del cuerpo de Cristo, quise
escribir los ochenta estudios bosquejados que se hallan en este libro, deseando
ser de bendición para quienes tengan la oportunidad de adquirirlos. Tomé a bien
darles una estructura bosquejada, para facilitar su estudio y comprensión.
Quiero decir que
desde mi infancia, me he sentido bien cuando puedo ayudar a otros. Siempre
quise compartir mis ideas con quienes me lo permitían. Ahora como adulto, he
querido legar este cúmulo de argumentos como una ayuda u orientación, a quienes
me permitan transmitir los tópicos dotados por medio del Espíritu Santo.
Tres motivos tuve
para escribir:
1) despertar el
interés en los lectores para encontrar en la Biblia un manantial de riqueza
espiritual, y así ser sustentado con la palabra de verdad.
2) conservar la
inspiración que me fue dada en otro tiempo en beneficio de su pueblo. Es decir,
perpetuar el cauce para que las aguas de la vida no dejen de fluir.
3) instruir en otros
tiempos y en otros lugares con el mensaje de advertencia y consuelo, que un día
Dios me quiso dar.
BIOGRAFÍA DEL AUTOR
Neftalí Hernández nació
el día 31 de diciembre de 1965 en la ciudad de Sonsonate. Gran parte de su
niñez la vivió en Quezaltepeque, aunque también vivió en Ciudad Delgado y en
Izalco. A la edad de 12 años ingresó a la escuela del cantón Tres Ceibas
jurisdicción de Izalco, para estudiar su primer grado; el cual no pudo
finalizar por motivos de traslado. En 1981 aceptó a Jesucristo como su
salvador personal, pero posteriormente en 1984, fue llevado al regimiento
para prestar su servicio militar obligatorio. Regresó a la iglesia de donde
había sido miembro en 1986. En diciembre de ese mismo año, contrajo
matrimonio con Estebana de Jesús Pérez Carías, con quien posteriormente,
procrearon cinco hijos. Sintiendo la necesidad de la lectura, reinició sus
estudios primarios, asistiendo a una escuela de adultos; años después y aún
con tanto esfuerzo, egresó del tercer ciclo. Ingresó al Instituto Bíblico en
1993, aunque tenía que sacrificar su tiempo, pues trabajaba de día y
estudiaba de noche. Finalmente en 1998 obtuvo el título de graduado en
teología; este mismo año inició el bachillerato en el “INED”, obteniendo
asimismo el título de bachiller en enero del año 2001. Posterior a esto,
recibió su certificado de ordenación por medio de la “CEAD”, y el título de
profesor en Biblia.
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Jeremías 6: 16.
Cuando vivíamos
nuestra infancia, repetidas veces escuchábamos advertencias, tales como:
¡cuidado! Se va a caer; ¡cuidado! Se va a quemar; ¡cuidado! Eso pica. Y aún con
tanta advertencia, cometíamos errores que a veces nos salían caros.
Como cristianos
ahora, venimos a empezar nuestra infancia cristiana. Ahora más que nunca,
necesitamos aprender a corregir nuestros errores, porque es momento de elegir
entre lo bueno y lo malo (Josué 24: 15).
En vista de lo
anterior, he querido que pensemos esta vez en abandonar los márgenes de
conducta que alguna vez, ya sea consciente o inconscientemente, hemos
traspasado:
A. márgenes
doctrinales. La doctrina es el formato bíblico que nos permite vivir de acuerdo
con la palabra de Dios; quitar la doctrina, sería quitar de la iglesia la base
o el fundamento cristiano.
La doctrina es el
cimiento de la verdad. Abandonar la doctrina, sería cavar o perforar los
cimientos de la verdad.
B. márgenes éticos.
El respeto es uno de los valores que nos enseña la ética. Recuerde la regla de
oro; “así como queráis que los hombres hagan con vosotros, así haced también
vosotros con ellos” (Mateo 7: 12).
Otro valor que nos
enseña la ética, es el saber elegir a nuestras compañías. Es importante que se
diga bien de nosotros; para esto tenemos que sabernos conducir y hacernos
acompañar de personas que también quieran ser como nosotros (Amós 3: 3).
Un valor que siempre
debemos poner en práctica, es respetar los bienes ajenos.
C. márgenes de
santidad. ¿Adónde termina la santidad? Donde empieza el pecado. Puede ser que
clasifiquemos a algún pecado como pequeño, el problema es que no deja de ser
pecado.
Dice la Escritura que
sin santidad nadie verá al Señor. Por lo tanto, es necesario abandonar los
márgenes de santidad que han sido traspasados. Querido hermano, no nos
acomodemos a los deleites temporales, porque el mundo y sus placeres pronto
pasan.
Pero los que hacen la
voluntad de Dios, serán investidos de gloriosa inmortalidad.
2.
ATADURAS INTERNAS
Marcos
5: 1-13.
Cuando nuestra vida
se encuentra bajo la influencia de una adición, su control parece tener una
fuerza extraña, malévola o sobrenatural. Tal vez lleguemos hasta a renunciar
nuestra propia conducta, y así hundirnos en un auto abandono.
Una vida pésima y
adictiva, viene a incomodar a toda una sociedad; aún entre la misma familia,
podría distanciarse de los otros, como si ya estuvieran muertos.
Aplicando esto a la
iglesia, pensemos ahora cuáles pueden ser esas ataduras internas:
1. una de esas
ataduras, viene a ser la indiferencia social. Indiferencia es apatía; defecto que nos priva
de hacer amigos. El deseo de Dios es que hagamos amigos. Por esto dejó su trono
Jesucristo, para venir a este mundo y hacer amigos para llevarlos a su reino.
Qué gran ejemplo nos ha dado (Juan 15: 13).
Las personas introvertidas
se encierran en sus propio mundo; pero el cristiano no es introvertido, sino un
embajador de Cristo y un heraldo de la verdad.
2. Otra de esas
ataduras, viene a ser el odio acumulado. Dios dice en su palabra que donde hay
iras y contiendas, no mora su santo espíritu. El cristiano sólo debe irradiar
amor.
-un corazón lleno de
odio, es un embrión, que más tarde viene a ser el producto de las grandes guerras
armadas.
-Dios es amor; recordemos
que el amor todo lo vence, todo lo sufre todo lo espera. Éste es el don de Dios
que debiera reinar en cada corazón; éste es el don de Dios que debe reinar en
la Iglesia.
3. Otra de esas
ataduras, puede ser "complejos de robot".
-Un robot camina a
donde quiera que lo llevan. He conocido a "cristianos", que van a
donde quiera que los llevan y se sienten bien, adonde quiera que estén
(Santiago 1: 8).
-Un robot destruye
todo cuanto se le permita. La persona que tiene este complejo, actúa como tal.
Me acuerdo de un niño que le dio fuego a la casa para terminar con los
insectos, sin saber las consecuencias que tendría; pero nosotros como adultos
no haríamos esto; sin embargo, sí ha habido quienes han hecho cosas peores.
-Dios dice en su
palabra que él vino a libertar a los cautivos; vino a romper las cadenas
internas que ataban a nuestro ser: cadenas de indiferencia social, de odio
acumulado y complejos.
Si él vino a libertar
a los cautivos, declarémonos libres en él.
3.
PARA BEBER LAS AGUAS DE QUERIT
1
Reyes 17: 2-5.
Querit es un pequeño
arroyo de Galaad al este del Jordán, cuya superficie, corre por el fondo de un
profundo y escabroso desfiladero. Pudo haber sido este, un lugar adecuado
especial-mente para refugio de un fugitivo. Tres cosas tengo que decir, en
relación con la presente escena:
1. para beber las
aguas de Querit, era necesario apartarse de las otras fuentes:
Fuentes de religiosidad.
Esto abundaba en aquellos tiempos, de igual manera que en nuestros días; gente
que dice adorar a Dios, pero lo hace a su propio gusto.
Fuentes de apostasía.
La apostasía tiene que ver con el defecto de las personas, que buscan con
astucia las artimañas del error (Efesios 4: 14).
2. para beber las
aguas de Querit, es necesario creerle a Dios.
No es lo mismo creer
en Dios que creerle a Dios; muchos son los que creen en Dios, pero muy pocos le
creen a él.
Creerle a Dios resulta
beneficioso. Se secaron los grandes manantiales, pero el arroyo de Querit no se
secaba; había hambre en toda la nación por causa de la sequía, pero el siervo
de Dios tenía abundancia de pan y carne.
3. para beber las
aguas de Querit, es necesario descender.
Esta es una buena
forma para poder consumir el orgullo. Elías el profeta de Dios, había subido
muy alto ejerciendo un ministerio de fuego; Dios quiso hacerle una insinuación
a través de esta experiencia.
Es también, un ideal
de la vida cristiana; descender, para poder subir. La Biblia nos presenta
varios ejemplos de personas que han tenido que descender para triunfar; veamos
algunos:
v David descendió al
arroyo, para tomar cinco piedras con las cuales venció a su adversario (1
Samuel 17: 40).
v Naamán tuvo que descender
a las aguas del Jordán, para ser sanado de su enfermedad (2 Reyes 5: 10).
v Jonás tuvo que
descender al fondo del océano, para poder entender la misericordia, la voluntad
y el poder de Dios (Jonás 2: 2).
v los enfermos que permanecían
en el estanque de Betesda, tenían que descender a las aguas, para recibir
sanidad (Juan 5: 6-7).
v además de todo lo
anterior también es un tipo del cristiano, que desciende a las aguas del
bautismo, para recibir la naturaleza espiritual de una nueva vida.
Así es; para beber
las aguas de Querit, es necesario apartarnos de las otras fuentes, también es
necesario creerle a Dios, pero sobre todo, nos es necesario descender.
Por motivo de lo
anterior, Dios nos hace una categórica invitación a beber el agua de las
profundidades, donde no hay muestras de contaminación.
4.
BETESDA, UN SITIO DE ESPERANZAS
Juan
5: 1-4.
Betesda era el nombre
de una fuente misteriosa que se hallaba en Jerusalén, cuyas aguas, se creía que
periódicamente eran curativas. Parece extraño, fantástico y hasta
supersticioso, creer que en medio de un caos religioso y espiritual como el que
vivía Israel en ese tiempo, un ángel del cielo descendiera a este lugar para
remover las aguas (v. 4)...
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