lunes, 25 de febrero de 2019

ultratumba


     La muerte es la separación del alma del cuerpo y la introducción del hombre al mundo invisible. Se le describe de
sueño (Jn._11:11; Dt._31:16), la disolución de la casa terrenal de este tabernáculo (2Co_5:1), el pedir el alma de parte de Dios, (Lc_12:20) ir por el camino por el cual no se vuelve (Job_16:22) descender al silencio, (Sal_115:17) tornar al polvo, (Gn._3:19).
 



PERO NO PARA TODOS ES FEO
     La muerte es el primer efecto o manifestación visible del pecado, y será el último efecto del pecado del cual
seremos salvados. Rm. 5:12; 1 Cor. 15:26. El Salvador quitó la muerte y trajo vida e inmortalidad ("incorrupción") a la luz
por el evangelio. 2 Tim. 1:10. El vocablo "quitar" significa anular, o hacer negativo. Se anula la muerte como sentencia
condenatoria, y se ofrece la vida a todos. Mientras tanto, aunque la muerte continúa, se convierte en puerta de acceso a la
vida en el caso de aquéllos que aceptan a Cristo.



     ¿De qué manera está relacionada la muerte con la doctrina de la inmortalidad? Hay dos vocablos, "inmortalidad" e "incorrupción," que se emplean con referencia a la resurrección del cuerpo. 1 Cor. 15:53-54. Inmortalidad significa no estar sujeto a la muerte, y en las Sagradas Escrituras se Aplica al cuerpo y no al alma. (aunque se insinúa la inmortalidad del alma). Hasta los cristianos son mortales, puesto que sus cuerpos están sujetos a la muerte. Después de la resurrección y el arrebatamiento, obtendrán la inmortalidad; es decir, tendrán cuerpos glorificados no sujetos a la muerte. Los malvados también resucitarán. ¿Significa empero que tienen inmortalidad? No, puesto que su condición toda es de muerte, separación de Dios. Tienen existencia, pero no la comunión con Dios y la glorificación del cuerpo constituyen verdadera inmortalidad. Existen conscientemente en una condición de sujeción a la muerte. La suya no es "resurrección de vida," sino "resurrección de muerte." Jn. 5:29.
Si la "inmortalidad" en las Sagradas Escrituras se Aplica al cuerpo, ¿de qué manera se justifica que hablemos de  la inmortalidad del alma? Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, la muerte es la separación del cuerpo del alma. El cuerpo muere y va al polvo, el alma o el espíritu continúan existiendo conscientemente en el mundo invisible de los espíritus. De manera que el hombre es mortal, puesto que su cuerpo está sujeto a la muerte, no obstante lo cual su alma es inmortal, sobreviviendo a la muerte del cuerpo.
¿Qué diferencia existe entre la inmortalidad y la vida eterna? La inmortalidad es futura (Rom. 2:7; 1 Cor. 15:53-54) y se refiere a la glorificación de nuestros cuerpos mortales en la resurrección. La vida eterna concierne principalmente al espíritu del hombre, es una posesión presente, y no es afectada por la muerte del cuerpo.
La vida eterna alcanzará su perfección a la venida de Cristo, y será vivida en un cuerpo glorificado, inmortal. Todos los creyentes, tanto los que viven como los muertos, tienen ya vida eterna, pero no tendrán inmortalidad hasta la resurrección.

EL ESTADO INTERMEDIO.

     Por estado intermedio nos referimos al estado de los muertos durante el período comprendido entre la muerte y la resurrección.

     1. El punto de vista bíblico.

     Debe notarse cuidadosamente que los justos no reciben su recompensa final, ni los malvados su castigo final, hasta después de sus resurrecciones respectivas. Ambas clases están en un estado intermedio, esperando ese acontecimiento. Los creyentes que han muerto parten para estar con el Señor, empero no reciben su recompensa final
todavía.
 

     El estado intermedio de los justos es uno de descanso (Ap. 14:13), espera (Ap. 6:10-11), actividad (Ap. 7:15), y santidad Ap. 7:14. Los malvados también pasan a un estado intermedio, donde esperan el castigo final, que se produce después del juicio ante el Gran Trono Blanco, cuando la muerte y el infierno (Hades) son arrojados al lago de fuego.
Ap. 20:14.

     2. Puntos de vista falsos.

     a) Purgatorio. La Iglesia Católica Rmana enseña que hasta los fieles necesitan pasar por un proceso de purificación antes de ser Aptos para presentarse ante Dios. Mantienen este punto de vista algunos protestantes que creyendo que el que está en gracia no puede caer de ella, y sabiendo asimismo que sin santidad nadie verá al Señor, han llegado a la conclusión de que existe un "purgatorio" donde los creyentes carnales e imperfectos se purificarán. Dicen que este proceso tendrá lugar durante el milenio, mientras los vencedores reinen con Cristo. Sin embargo, no existen pruebas en las Escrituras que sustenten o Apoyen este punto de vista, y hay mucho en su contra. Con seguridad el cristiano corriente, después de un largo tiempo de crecimiento en la gracia, es tan apto para el cielo como el ladrón penitente o como Lázaro en la parábola. Además, se atribuye en las Sagradas Escrituras eficacia ilimitada a la sangre de Cristo. Si en realidad se enseñara la existencia de tal estado intermedio en las Sagradas Escrituras, podríamos decir que su poder purificador se deriva de la expiación, como decimos del medio de la gracia en el estado presente; pero cuando no se enseña tal doctrina, sólo podemos considerar ese estado como una obra de supererogación, es decir, más de lo requerido, extra. Busca hacer aquello para lo cual se han tomado ya amplias disposiciones.
 

     El Nuevo Testamento habla solamente de dos clases: los salvos y los no salvos. El destino de cada una de las clases es determinado en esta vida, la cual es el único período de prueba mencionado. La muerte cierra el período de prueba, y luego sigue el juicio de acuerdo a las obras hechas en el cuerpo. Heb. 9:27; 2 Cor. 5:10.

     b. Espiritismo. El espiritismo enseña que podemos comunicarnos con los espíritus que han partido. Esta comunicación se realiza por medio de un "medium." Pero nótese lo siguiente: 

(1) La Biblia expresamente prohíbe consultar tales espíritus, prohibición que indica de sí que existe un mal y peligro en sus prácticas. Lv. 19:31; 20:6-7; Is. 8:19. Es
inútil que los espiritistas citen el ejemplo de Saúl, puesto que este hombre desdichado pereció por consultar a una adivina. 1 Cr. 10:13. 

(2) Los muertos están bajo el control de Dios, el Señor de la vida y de la muerte, y por lo tanto no están sujetos a la influencia de los mediums. Lea por ejemplo Ap. 1:18; Rom. 14:9. Los espiritistas citan el caso de la bruja que trajo a Samuel y el informe de la aparición de Moisés y Elías en la Transfiguración. Más aún en el caso de que Samuel se le apareciera a Saúl, fué mediante un permiso divino, y lo mismo se puede decir de Moisés y Elías. La historia del rico y Lázaro demuestra que a los que han partido no se les permite comunicarse con los vivos. Lucas 16.
 

     Aquéllos que creen en las Escrituras tienen luz suficiente como para iluminar la tierra misteriosa que yace más allá de la tumba.

     c. El sueño del alma. Algunos grupos, como los Adventistas del Séptimo Día creen que el alma existe en estado inconsciente hasta la resurrección. Esta creencia, conocida con el nombre de sueño del alma, es compartida por individuos en otros grupos. Es cierto que la Biblia describe a la muerte como un sueño, pero ello es porque el creyente pierde la
conciencia del mundo de cansancio y enfermedad, y se despierta en uno de paz y felicidad. En el Antiguo Testamento se nos enseña que mientras el cuerpo entra en la tumba, el espíritu de la persona que ha muerto entra en el Seol (traducido infierno en la Biblia de Valera) donde vive una vida consciente. Is. 14:9-11; Sal. 16:10; Lc. 16:23; 23:43; Ap. 6:9.

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